Borré mi blog. Este blog. Ahora hay algunas entradas, varias, pero habían muchas más. Lo borré en un estado de excitación, hacía ejercicio y me sentía energética. El motivo, válido: mi vida ya era diferente. Hacían algunos meses que las cosas que estaban escritas ya no concordaban con mi persona. Algunas.
Era algo tan presente, que no tenía la madurez para separar el pasado de mi presente, y me pesaba en cierta forma esa mezcla de tiempos.
Conservo la página completa, hice un respaldo completo, en un cd y estoy casi segura de que en lo más indeleble de mi memoria, pero, no quería seguir presentándome como aquella persona de hace años.
Suena a cliché.
Lo se.
En aquel entonces me dolió una única parte de ese blog y su partida al mundo de las cosas eliminadas: fue mi puente a otra mente perdida entre la multitud. Ahogada su voz y su figura en mares de gente. Tan cerca y tan imposible el encuentro. Sólo por este blog se llevó a cabo, según la historia escrita. Ambos lamentamos que esa secuencia de encuentro se haya perdido.
Pero, ya no era necesaria su existencia, aquellas cosas que pasan y son hermosas, sí, muchas tienen que ser escritas para asegurarse de no ser olvidadas y poder ser compartidas, otras, siguen su curso, se transforman, y tienen la propiedad de ser anexadas al tiempo y espacio donde los hechos no pueden ser borrados ni olvidados. Una parte que se manifiesta diariamente, de modos en que no podemos verlo, pero cada palabra, cada decisión, cada todo, lo manifiesta. Ese toque que transforma y sin necesidad de ser tatuado en ningún lugar, persiste en lo más intrínseco de la existencia.
Es y está con todas las personas que fueron tocadas por ello.
Este blog sigue y escribo a la manera que ha demostrado ser un puente con las personas, conmigo misma.
Era algo tan presente, que no tenía la madurez para separar el pasado de mi presente, y me pesaba en cierta forma esa mezcla de tiempos.
Conservo la página completa, hice un respaldo completo, en un cd y estoy casi segura de que en lo más indeleble de mi memoria, pero, no quería seguir presentándome como aquella persona de hace años.
Suena a cliché.
Lo se.
En aquel entonces me dolió una única parte de ese blog y su partida al mundo de las cosas eliminadas: fue mi puente a otra mente perdida entre la multitud. Ahogada su voz y su figura en mares de gente. Tan cerca y tan imposible el encuentro. Sólo por este blog se llevó a cabo, según la historia escrita. Ambos lamentamos que esa secuencia de encuentro se haya perdido.
Pero, ya no era necesaria su existencia, aquellas cosas que pasan y son hermosas, sí, muchas tienen que ser escritas para asegurarse de no ser olvidadas y poder ser compartidas, otras, siguen su curso, se transforman, y tienen la propiedad de ser anexadas al tiempo y espacio donde los hechos no pueden ser borrados ni olvidados. Una parte que se manifiesta diariamente, de modos en que no podemos verlo, pero cada palabra, cada decisión, cada todo, lo manifiesta. Ese toque que transforma y sin necesidad de ser tatuado en ningún lugar, persiste en lo más intrínseco de la existencia.
Es y está con todas las personas que fueron tocadas por ello.
Este blog sigue y escribo a la manera que ha demostrado ser un puente con las personas, conmigo misma.
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