Y en ese momento supo que eso no la mataría, indudablemente. Las ondas de sentimientos que pasaban a través de su cuerpo no lo harían, tal vez ella misma, porque se sentía absolutamente inadecuada en este mundo.
"Aquí empezó, que aquí termine. Esta es la resolución menos invasiva, no hay resentimientos ni enojos hacia tí, sólo una gran frustración por reconocer de nuevo que los intentos no dieron los resultados deseados. Por todo lo demás que misteriosamente compone a lo que representa la frase, solo hay cosas buenas: una gran introspección, reconocimiento y ganas de ser plena y que lo seas también: "Me declaro incapaz de llevar a cabo esta empresa, lo intenté y crecí, pero me declaro incapaz ahora. Aspiro a muchas cosas y probablemente lo logre, no lo se, pero tú no eres la persona con quien veré realizado ese sueño en mi vida ni yo quien te acompañe en el tuyo. Me declaro incompetente actualmente, no puedo ni quiero seguir intentando con metas tan altas que solo me causan frustración y pesar. Probablemente iré por algo menor, un paso a la vez. Y tal vez lo logre y esté bien, pero eso no pasará ahora. Y déjame tomar esta decisión, no me digas nada porque cuando te veo y me dices que sí puedo, no puedo más que creerlo. Y las caídas duelen. Me considero incompetente". Pensaba, mientras caminaba regreso a casa, bajo el sol brillante y abrasivo, con la dermatitis atópica roja inflamada y ardiendo, después de haber sido devuelta a casa con el maquillaje puesto para él, vestida para ser presentable y verse bonita también para él. Llorando por la impotencia, por no haber tenido oportunidad a réplica y por verse de nuevo, envuelta en un viejo trauma infantil, en el que por fallar alguien importante no quiere verla y solo la ignora obviándola del universo. Llorando, por ese poco o nulo autocontrol emocional del que habla él.
Llega a su casa, se ha ganado gratuitamente un sentimiento más de no ser suficiente al haber descuidado algo en pos de otra cosa que tampoco fue, mira la sala, la atraviesa y llega a la cocina, ambos espacios que le costaron 4 horas de trabajos nocturnos de limpieza para recibirle a él que es alérgico a los gatos. Mira a sus gatos, suaves, siente su casa y siente la presencia de ellos con quienes vive: su familia, y a quienes ha dejado de ver y convivir como solía hacer por estar con él, esa otra persona especial. De pronto no entendió porque quería perder algo para recibir algo más, qué no se trata de sumar cosas buenas y positivas en lugar de perderlas para hacerle espacio a algo más? Subió y se cambió la ropa, al hacerlo lo primero que saltó fueron su par de senos que están hinchados y redondos a causa de haber subido de peso bajo su idea de durar más activamente, no ser frágil y tener la opción de hacer más cosas: pese a que le agradaban y causaban admiración no terminaba de acostumbrarse a ellos ni a los colaterales como las longitas en la cintura y la panza.
Sintió que ella había dejado mucho en manos de alguien más, ya sea el mundo, la sociedad, diferentes cosas como por ejemplo parte de su bienestar en manos de él, no del todo, sí un rubro: y le partía el corazón darse cuenta de lo mucho que le había dolido lo que él había hecho: la había dejado sola en el momento en que se puso vulnerable ante él, haciéndole revivir cosas que la lastimaban; y le daba más pesar pensar que él no compartía ese sentimiento, más bien se sentía enojado, molestado y en todo su derecho de tomar esa acción.
Algo murió, pese a lo cursi que suena eso pasó, lo sintió cuando él le dio un beso y se bajó del transporte, fue un pedacito de un sueño, pero consistente casi como el mismo sueño completo: se desvaneció, se imaginó una de esas flores secas y hermosas que se ven etéreas, frágiles aunque al verlas no puedes más que dar cuenta de que allí están y cuando las tocas, se desbaratan en cientos de partes que pronto se pierden en el ambiente y viajan a reproducirse para seguir implacablemente y ser la misma ilusión de muchos ojos más.
Por eso me declaro incapaz, porque he madurado mucho y tomado experiencia, he vivido cosas nuevas y sentido cosas nuevas; pero aún nada de esto es suficiente para que lo que hiciste no me duela, para que pueda concebir porqué hiciste eso, para aceptar que pueda pasar en el futuro. Para pretender que puedo verte y seguir hombro a hombro cuando me siento regañada, apartada, nociva. No quiero ser esa persona.
Me duele y ya se me acabaron los recursos racionales para explicar cualquier cosa, tú ya sabes, esos no se me han dado.
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