El cuerpo humano, más allá de la piel y los huesos. Bajo el armazón y fuera de él. Tema para muchas personas, una fijación tal vez. Su poder es fuerte.
Por muchos, lo único que realmente se posee, cuidarlo y adornarlo es una prioridad. Para otros, sólo un instrumento más para conseguir cualquier cosa que les haga sentir bien. Para los menos reconocidos, aquel objeto funesto que a manera de chivo expiatorio, es estandarte de todo lo desagradable.
Más allá de todas esas apreciaciones, es invaluable su existencia, por medio de la cual podemos manejarnos en un mundo físico. En los funerales es más acertado un abrazo que cualquier palabra de consuelo, es importante en el aspecto emocional que el bebé sienta la cercanía de la madre (de su cuerpo) a través del acto de ser amamantado.
Y entre las parejas, una vida sin abrazos, besos y muestras físicas de afecto (si, sexo), aún no ha sido significativamente probada.
Dicen algunos gurús que ciertamente, los seres humanos tendientes a un nivel espiritual alto, no necesitan de esas muestras de afecto físico, pero también dicen que poco a poco dejarán de tenerlas, no hablan de detenerlas totalmente.
"Somos seres espirituales en un mundo físico".
Así que disfruten su cuerpo, procúrenlo, siéntanse orgullosos de él, quiéranlo y dejen que los demás lo quieran. Supongo.
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