Han escuchado de lo mucho que algunas personas intentan suicidarse sin lograrlo? Por ahí hay una estadística que dice que el número total de suicidios son cometidos mayormente por hombres. Pero no porque las mujeres lo intenten menos, sino porque los hombres utilizan métodos más efectivos como armas de fuego. Las mujeres prefieren métodos que resultan menos efectivos pero no por tener menos intenciones, sino porque son menos violentos como envenenamiento.
El punto que quería señalar, es que no es fácil terminar con la vida propia.
Todos somos propensos a los accidentes así como a ser víctimas de otras personas.
Pero en sí, la vida tal cual, a menos de que sea en un evento impredecible, es realmente difícil terminarla sólo así.
Habemos personas que nos preocupamos por nuestra vida de una manera compulsiva cuasi enfermiza. Existen quienes sufrimos un miedo irracional a morir en situaciones que ni siquiera lo amerita, como si pudiera terminar nuestra vida súbitamente.
Es probable, pero insisto, las condiciones y las estadísticas dicen que, de pasar, pasará sin importar cuánto nos preocupemos.
Y si nos preocupamos, es más fácil estar equivocados en la hora, circunstancia y momento de nuestra muerte. Tendremos más peores momentos como consecuencia de ese pensamiento que muertes en esta vida. Ja.
Vivir preocupados no es una opción. La preocupación no es buena consejera en general, y menos en ese aspecto. Yo vivo mejor sin la opresión a los sentidos que es el tener en la mente constantemente un estado de alerta por si el cuerpo falla, por si el entorno falla, por si la vida falla. También creo más en mi capacidad de preservar mi vida y en mi salud. Confío en la vida y que la muerte también vendrá sin preguntarme mi opinión.
Estos pensamientos me liberan y tengo espacio suficiente para ocuparme de cosas del presente. De las que de verdad están sucediendo.
Y también me ayudan a tener presente que la preocupación en general, no aporta a la vida.
La vida no espera. Empieza y termina de un modo que en esta realidad, no es fácil descifrar. Justo ahora no se si tiene o tendría un fin útil el averiguarlo. El caso es que hay que vivir, hasta donde este cuerpo material sea posible llevarnos. Hay que percibir todo y almacenarlo en la conciencia, para el día en que nos unamos a la gran mente, tengamos algo útil qué compartirle.
El punto que quería señalar, es que no es fácil terminar con la vida propia.
Todos somos propensos a los accidentes así como a ser víctimas de otras personas.
Pero en sí, la vida tal cual, a menos de que sea en un evento impredecible, es realmente difícil terminarla sólo así.
Habemos personas que nos preocupamos por nuestra vida de una manera compulsiva cuasi enfermiza. Existen quienes sufrimos un miedo irracional a morir en situaciones que ni siquiera lo amerita, como si pudiera terminar nuestra vida súbitamente.
Es probable, pero insisto, las condiciones y las estadísticas dicen que, de pasar, pasará sin importar cuánto nos preocupemos.
Y si nos preocupamos, es más fácil estar equivocados en la hora, circunstancia y momento de nuestra muerte. Tendremos más peores momentos como consecuencia de ese pensamiento que muertes en esta vida. Ja.
Vivir preocupados no es una opción. La preocupación no es buena consejera en general, y menos en ese aspecto. Yo vivo mejor sin la opresión a los sentidos que es el tener en la mente constantemente un estado de alerta por si el cuerpo falla, por si el entorno falla, por si la vida falla. También creo más en mi capacidad de preservar mi vida y en mi salud. Confío en la vida y que la muerte también vendrá sin preguntarme mi opinión.
Estos pensamientos me liberan y tengo espacio suficiente para ocuparme de cosas del presente. De las que de verdad están sucediendo.
Y también me ayudan a tener presente que la preocupación en general, no aporta a la vida.
La vida no espera. Empieza y termina de un modo que en esta realidad, no es fácil descifrar. Justo ahora no se si tiene o tendría un fin útil el averiguarlo. El caso es que hay que vivir, hasta donde este cuerpo material sea posible llevarnos. Hay que percibir todo y almacenarlo en la conciencia, para el día en que nos unamos a la gran mente, tengamos algo útil qué compartirle.
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