A veces al terminar algo, un reflejo del pasado aparece de nuevo. Aquello que anteriormente te rebasaba, pero que pudiste contrarrestar con esfuerzo, regresa súbitamente cuando te descuidas, luego de la tranquilidad que inunda tu ser, como aguas de un mar que regresan a llenar la bahía.
Pero hay varias cosas que no están ahí, y aún cuando son las menos y todo lo demás parece que no se ha movido ni cinco centímetros, pesan. No un peso que represente una carga, sino es más bien como un volumen que se ha ganado su lugar y espacio. Así, las palabras nocturnas toman un tinte diferente y ni los amigos ni la música, pueden evitar que los recuerdos, y más que los recuerdos, el anhelo de aquello que es apreciado, aparezcan intermitentemente, plagando la conciencia de unas ganas tremendas de ir a dormir, esperando que el día comience para ambos a la misma hora.
A primera hora.
Pero hay varias cosas que no están ahí, y aún cuando son las menos y todo lo demás parece que no se ha movido ni cinco centímetros, pesan. No un peso que represente una carga, sino es más bien como un volumen que se ha ganado su lugar y espacio. Así, las palabras nocturnas toman un tinte diferente y ni los amigos ni la música, pueden evitar que los recuerdos, y más que los recuerdos, el anhelo de aquello que es apreciado, aparezcan intermitentemente, plagando la conciencia de unas ganas tremendas de ir a dormir, esperando que el día comience para ambos a la misma hora.
A primera hora.
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