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‎miércoles, ‎23‎ de ‎junio‎ de ‎2004, ‏‎17:52:37

Descendí del autobus justo cuando la lluvia se intensificó. Los ríos bajan desde la pendiente de la calle resbalando por el asfalto, arrastrando consigo algunas piedras pequeñas. El agua entre mis pies se sentía bien. A un costado estaba el parque y si quería pasar sin arriesgar mi vida en la carretera de dos carriles, debía atravesarlo. Comencé a caminar por la entrada de dicho lugar, la neblina estaba muy baja y apenas se podían distinguir las cosas dos o tres metros adelante. El mundo parecía haberse metido bajo la tierra, ningún alma transitaba por ahí, ni por ningún lugar, parecía un pueblo desierto. Crucé las canchas de football y luego las de voleyball. Llegué al principio de unas escaleras con grandes escalones que mas bien parecían plataformas, una sobre otra hacia arriba. La tarde aún era joven, pero el mal tiempo, las nubes grises en el cielo, la lluvia, la neblina, hacían de esa hora una prematura prolongación de la noche. El agua espumosa bajaba precipitadamente por las escaleras forrándo las de una blanca capa. Ya estaba totalmente empapada, la ropa se pegaba a mi cuerpo y el cabello a la cabeza. Entonces no me importó mojarme un poco más. Comencé el lento ascenso, a mis costados podía ver la misteriosa vegetación que tal vez guardaba muchas cosas que desconocía estaban ahí. De pronto imaginé que vivía dentro de un pueblo al sur del país, con su flora más parecida a la de la selva y su humedad, con la diferencia de que no podía sentir ni un atisbo de ese ambiente cálido que perdura no todo el año, pero sí la mayor parte de este; a decir verdad, sentía mucho frío bajo mi chamarra. El agua seguía entrando por mis botas y mis pies estaban demasiado fríos como para sentirlos; aún faltaba un gran camino. Las escaleras parecían eternas, en parte porque eran demasiado largas, en parte porque yo caminaba demasiado lento tratando de prolongar ese momento que me proporcionaba tranquilidad. "I'm so happy, 'cause today...!" La canción de Nirvana que escuchara en la mañana mientras me bañaba comenzó a sonar en mi cabeza y la empezé a cantar. Una sensación me invadió. Era como la urgente necesidad de escupir todo, de vomitar todo mi odio en la cara del mundo y gritarle lo apestoso que me parecía y lo miserable que era. Entonces tiré mi pequeña mochila en el camino y con los pies pateaba el agua, que se levantaba y salpicaba furiosamente. "Yeaaaaaaaaaaaah... yeaaaaaaaaaaaaah... yeaaaah!!" La canción sonaba aún más fuerte desde el interior de mis oídos, tomé una rama tirada y la empuñaba en el aire golpeando objetos y personas imaginarios. Al rato me cansé de eso y aventé la infortunada rama, tomé mi mochila y aún con ese malestar en mí, me impulsé y eché a correr. Dejé atrás todos los escalones, llegué al final de las escaleras. Ahora frente a mi se encontraba un pasillo de ladrillos rojos y grandes árboles a los lados, que se extendía más allá del horizonte visual; también lo recorrí con velocidad. La energía estaba dentro de mí esperando ser liberada. Corrí y corrí, a la distancia divisé una rama atravesada sobre el pasillo y que salía de un árbol enorme. Sin pensarlo ya se había convertido en mi objetivo y, aún no se cómo, dí un gran salto para quedar suspendida en la rama. Mis brazos estaban fuertemente sujetos a ella y comenzé a mover y agitar mi cuerpo. La rama se movía mientras crujía horriblemente pero resistió mi embestida. Después, en mi balanceo hacia el frente, me solté de la rama y caí de espaldas a los ladrillos rojos. Afortunadamente no me hice daño, la lluvia me caía de lleno en la cara y no tenía ni la más mínima intención de levantarme, aquello era tan agradable. Ya más calmada y aún en el suelo, la música de nuevo acudió a mi mente. "Path" se escuchaba a mi alrededor. En realidad esa música revelaba mi estado de ánimo actual, melodioso pero aún conservando algo de firmeza en la textura, algo lenta pero llena de energía. Llena de energía. La lluvia seguía cayendo como en círculos sobre mí. Miraba las gotitas apresurarse a caer. La temperatura desminuía aún más, pero yo ya no sentía el frío, estaba demasiado ocupada en otros menesteres. Me incorporé y el disco de nuevo comenzó a dar vueltas, esta vez reproduciendo "Plateau", una canción interpretada por Nirvana, más lenta y deprimente. Un tanto histérica y sin que la melodía pudiera tranquilizarme más, corrí, aún más. Atravesé al pasillo, cruce la vereda de tierra y me interné en la vegetación del lugar. El parque estaba comunicado con el bosque por una pequeña y angosta franja verde, así que me desvié totalmente de mi objetivo y me perdí entre la tierra y los altos árboles. Si el parque con las casa alrededor y su aspecto urbano era un tanto aterrador por las condiciones que describí antes, el bosque lo era aún peor. El agua seguía cayendo inclemente sobre todo y no daba señales de querer menguar, la neblina estaba todo alrededor y un frío de los mil demonios se metía hasta los huesos. Pero aún con todo eso, me aventuré a caminar por ahí, esperando que algo relevante sucediera y así poder salvar el día que desde el principio pareció una porquería. A mi alrededor se escuchaba un silencio ensordecedor, se respiraba un olor penetrante y se sentía una corriente de aire que me producía escalofríos. Miraba a mi alrededor y no veía nada conocido, pareciera que nunca antes hubiera estado en ese lugar, aunque siempre que podía iba a caminar un poco. Me dije, tal vez es la lluvia y el momento, pero conforme avanzaba, el lugar me parecía aún más desconocido y ajeno a cualquier recuerdo que pudiera tener de él. Ya no me importaba, si me perdía y nunca más podía salir, lo único que podía pasar era que muriera lentamente de hambre, o que pescara una afección respiratoria que fuera la causante de mi muerte; y eso en realidad no me importaba demasiado...

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Lo que estoy escuchando

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  • TheNobodies - Marilyn Manson
  • Juliet - Emilie Autumn

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