Ir al contenido principal

Todo sigue igual.

Es confuso. La maraña de estímulos le golpea con intensidad. No importa cuánto se resista, sin importar si da pelea, un cuerpo sobre el que tiene mínimo control dispara los mecanismos para que todos sus sentidos sean capaces de percibir. El horror.
Como si sus pensamientos le pertenecieran, alcanza a desear, con su último rasgo de inmortalidad, tener una disminución aguda de algún sentido. Principalmente la vista: deseaba, si es que aún algo gobernaba esta asignación, ser ciego completamente.
Pero no. Le fue negada la única oportunidad de hacer razonablemente soportable su paso por esta vida.
Todo sería más difícil.
Todo sería visible.
Su cerebro sería bombardeado con una cantidad absurda de información entre la que tendría que discriminar con base en... Nada. Básicamente, de manera arbitraria.
Casi todos terminan haciendo este ejercicio con base en la costumbre.

La música, ahí está. No creyó escucharla tan pronto, tan clara. Se hundió en un sueño tranquilo. Su mente estaba en blanco. Mejor dicho, en negro.
Era mecido por una tranquilidad extraña, reconfortante.
En ese momento, ahí, le era posible soltarse de la orilla de su mente e ir mar adentro. Como si volviera a ese espacio donde no significaba nada, donde no existía y sin embargo, podía expresarse en su forma más fiel, pura.
Y siendo sincero, ante ese último pensamiento se detuvo en seco. Cada vez tenía menos idea de qué significaba eso.
Sabía que tendría que aprender todo en una nueva codificación. Aprendería a expresarse. Sólo encontrará límites, confusión, y una falta enorme de entendimiento. Y las ideas siempre estarían incompletas. Y vivirá en la más grande y perfecta mentira jamás dicha: aquella que es la verdad, a la que se le ha sustraído información clave. Y pasará mucho de su tiempo buscando esa pieza faltante.
Bienvenido.

Comentarios

Lo que estoy escuchando

  • Infection13 - Dope Stars Inc
  • TheNobodies - Marilyn Manson
  • Juliet - Emilie Autumn

Entradas populares de este blog

Pies. Mis pies me han llegado por todo el mundo que conozco. Literal y metafóricamente. Han sido mi único y leal instrumento. Y han sido fieles todo el tiempo, junto al resto de mi cuerpo. Me han cargado, y han padecido mis arranques de vanidad, han soportado mi deseo de verme de cierta forma aunque eso represente incomodidad, dolor. Pero realmente, han jugado bien su papel, más allá de lo esperado, que ya es mucho y más de lo que algunos tienen. Debo cuidar más mi cuerpo, ser más observadora y no retar en aquellas situaciones donde es posible, casi con seguridad, que en un pequeño descuido, el daño sea mayor, doloroso e incapacitante. Si lo pienso, una vez más, fue una gran falta de cuidado. No importa nada más que cuidar nuestro cuerpo.
No sé si es una suerte de profesías autocumplidas, pero cada vez más me encuentro en esta situación oscura que jamás hubiera imaginado... No sé cómo llegamos a este punto, cómo hicimos todos para quedar imersos en esta realidad. Ni siquiera se trata de una realidad material, sino una serie de hechos de la mente. Estamos en un juego mental. Creo que siempre es así. Cuándo te das cuenta de que las circunstancias son independientemente de las personas, pero que esa atmósfera, esa situación emocional está hecha exclusivamente de las decisiones que cada quien toma; es cuando realmente te preguntas de qué va. De qué va la vida, qué se supone que construimos, a dónde se supone que queremos ir, como humanidad, como país, como sociedad, como familia. Y te das cuenta que a donde van es a un lugar oscuro, tenebroso, dado por cinco caminos diferentes tratando de encontrar convergencia entre mundos totalmente distintos, imposibles desde el punto de vista de los otros cuatro de dónde no parte el
Me gustaría no tener dudas, pero eternamente me cuestiono todo sin llegar a buen puerto. Hay elementos que faltan para una visión real, y mi fe no me parece elemento objetivamente significativo. Cual sería la diferencia entre eso y una mentira que deseo creer. Prefiero las aguas claras, el mundo de las proyecciones racionales y las seguridades que lo construido puede dar. Mucho o poco. No soy un ser humano terminado, no he terminado de aprender, y estoy totalmente segura de que no he terminado con el sufrimiento. Por eso me hundo en estas aguas turbulentas que no aseguran nada, que no tienen referencias claras ni un patrón aparente. Tal vez encuentre la manera de descifrarlas. Tal vez salga muy herida en el proceso. Pero no es como si eso me importe lo suficiente como para pensármelo más. Creo que el ser humano se enfrenta siempre a uno, o tal vez más eventos, cruciales, que ponen en duda todo lo que ha construido. Yo lo hago todo el tiempo, pero este es uno grande que promete gra