Memorabilia, recogida a través de una vida, con objetivos bien planteados. Armada con sólo una barricada de estos, se enfrenta al mundo, tundiendo cualquier otra idea que se enfrente a esa barricada.
Es todo lo que tiene, esa colección dada a través de generaciones y se aboca a mantenerla junta, como si fuera el fin último porque, pese a que en el gran plan el objetivo de describe como algo muy distinto, es una realidad que, una condición para disfrutarlo es: llegar al final con todas las piezas de esa barricada completa. Incólumes y de ser posible, blandidas como estandarte.
Es un peso muy grande e implica asumir cosas. Y es muy temprano para asumir cosas, a esa altura de la vida, debería estar escribiendo y recolectando su propia memorabilia. Su propia historia. Descubriendo e inventando su propio ser.
Cuándo aceptó.
Cuándo...
Todo se dio de manera gradual, al igual que esas cosas que se graban en el inconciente, que se quedan para observar mientras no se está al tanto de su existencia. A vece se pregunta si lo comprendió todo mal, pero el entender que la comunicación se dio a un nivel tan elevado y trascendente, hace difícil pensar que, sin poder alguno que haya podido des estructurar el mensaje, deformarlo y competir, la idea haya sido contaminada. Pareciera que llegó en su forma más pura. Sublimada de una mente que no tenía completo conocimiento de lo que representaba y sus alcances.
Llegó, de manera total.
Y ahora? De qué se trata lo que sigue? Continuaba preguntándose, como hoy, ayer, la semana pasada, algunos años atrás.
"Dejarle, déjala en el camino, abandónala" se decía en los momentos más oscuros en los que arrebatos de pasión le hacían dejar de lado su naturaleza modulada y calculadora. Pocos momentos. Peligrosos, por su condición impulsiva e impredecible.
Su lado más capaz y estructurado, decía que sólo le contemplara como una vieja reliquia que no tenía poder práctico alguno, que podía ser ese lugar mental seguro al que acudir cuando por las circunstancias de la vida, fuese necesario. Como un relicario que guarde cosas etéreas que no representen peso adicional a la vida.
Y su lado escurridizo, encarnado y vulnerable, sólo se sometía a ese peso, a ese valor que le significaba por triangulación porque, de manera directa, se trataba de conceptos vacíos, o mejor expresado,llenos de una materia que no constituía nada a su mundo, indescifrable, extraterrestre. Era el peor pensamiento, en sí mismo constituía más peso a su ya atiborrada mente. Pegajoso. Caprichoso. En deuda con aquello que alguna vez tuvo un brillo que iluminó habitaciones y mostró senderos: con el paso del tiempo, se fue apagando así el día entraba en su cenit. Había una luz más fuerte que ese reducto que alguna vez le permitió continuar.
Ahí se encontraba y el camino exigía acción en función de su propia existencia ya que no había un camino, sino miles, la elección ya no dependía de lo que iluminara, de lo que dejara ver. Y elegir en función de ello, sería elegir al azar, con los ojos cerrados a la realidad y a los sentidos, a su existencia porque, si eso tenía el poder de elegir, de qué servía su propia vida?
Hay un punto allá en el horizonte, mi propio fin de la vida, sólo no, quiero dejarlo ir.
Al final de ella, cuando se esté anocheciendo de nuevo, aquello resguardado brillará de nuevo, claro, aquello con lo que vibre y sea verdadero de nuevo. Será la prueba inequívoca del paso de un clan, de una colección de experiencias vividas que podrán ser escritas para generaciones futuras. En tablas más ligeras.
Pies. Mis pies me han llegado por todo el mundo que conozco. Literal y metafóricamente. Han sido mi único y leal instrumento. Y han sido fieles todo el tiempo, junto al resto de mi cuerpo. Me han cargado, y han padecido mis arranques de vanidad, han soportado mi deseo de verme de cierta forma aunque eso represente incomodidad, dolor. Pero realmente, han jugado bien su papel, más allá de lo esperado, que ya es mucho y más de lo que algunos tienen. Debo cuidar más mi cuerpo, ser más observadora y no retar en aquellas situaciones donde es posible, casi con seguridad, que en un pequeño descuido, el daño sea mayor, doloroso e incapacitante. Si lo pienso, una vez más, fue una gran falta de cuidado. No importa nada más que cuidar nuestro cuerpo.
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