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Horizontes

Nunca había sido tan ñoña ni había tomado tan en cuenta a otra persona: puedo decir que eso, definitivamente, le bajó como 20 rayitas a mi nivel de desapego con el mundo, no sólo de desapego, también de mi hostilidad contra el mundo.
Y es que, mi problema es, principalmente, esa lejanía con los otros y mi facilidad para encapsularme en mí misma, atrayendo a mi realidad a aquello o a aquella persona que en el momento esté dispuesta a habitarla. Es como si "cercenara" a aquello del mundo y lo retuviera sólo para mí: he de confesar que pocos se dejaron, pero quienes se quedaron, lo hicieron por un motivo tan o un poco menos egoísta que yo (pero egoísta al fin y al cabo). Es una práctica reprobable, lo acepto; y aún cuando se que es consecuencia directa de mi historia en este planeta, me cuesta encontrarla baja o insoportable. Supongo que se va al mundo donde la violencia y cosas horribles infringidas como consecuencia de ciertos acontecimientos infantiles e inevitables por el propio sujeto a causa de su, resumámoslo, corta edad (ser menor de edad). Y en esa especie de aceptación, no me queda más que decir "c'est la vie".
Pero bueno, continuar con dichos patrones a la edad en que básicamente puedes decir que estás a la mitad de tu vida estaría muy jodido, y puesto que no me enorgullezco y creo en un camino diferente, he optado por continuar mi vida en un modo diferente. Justo ahora, no me viene a la mente que sea la mejor idea, digo, si no he llevado un camino a sus últimas consecuencias, cómo saber que ha fallado o que es erróneo? Supongo que continuar hasta el final ( es decir, la muerte), sería otorgarle un espacio de honor u honorable a lo que ha sido una filosofía de vida, a "por aquello por lo que has nacido", pero bueno, uno, ya enganchado en el sueño o idea de la felicidad, piensa que puede cambiar de sendero casi como si se tratara del color de esmalte de uñas (aunque esto ya es bastante difícil para algunos, no para mí) y es como, ya encarrerados en la idea, cambiamos de carril. Aunque tal vez es parte de lo esperado o asignado a la forma de vida sembrada desde los padres. Lo único realmente consecuente es, bueno, otra idea se acaba de cruzar y ambas implotaron, el punto es que, decido hacerlo distinto, localizadas y aisladas esas extrañas formas de relacionarme con el mundo, tomo el poder de cambiar de sendero, como sea que le afecte al gran ente que se ha dividido para vivir todas las combinaciones de vida posibles. Tal vez les hable de ello después.
Y tal vez, si sobrevivo, pueda contarles como ha ido esta nueva idea, no tan nueva, aunque si la más reciente sobre como llevar mi vida y mis relaciones sociales. En fin.

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